Las 5 mejores cámaras de carrete para los fotógrafos de hoy
El mundo siempre está dando vueltas. Y las modas van y vuelven, incluso en la fotografía. En EEUU la fiebre química llevaba unos años y aquí, en Europa, iba entrando tímidamente poco a poco hasta que ha terminado de explotar. Todos queremos volver al carrete y tener las sensaciones de antaño entre nuestras manos. Hay tantas para elegir que hemos decidido destacar las cinco cámaras de carrete que consideramos más interesantes para los fotógrafos de hoy.
El secreto de la fotografía es conseguir una buena imagen. Y nos debería dar igual la cámara que utilicemos. Lo importante es el resultado final, no el camino técnico, sobre todo en esta profesión. Pero muchos de nosotros nos volvemos locos por las cámaras, sobre todo cuando eran un monumento a la mecánica de precisión, cuando sentías todo el movimiento interno al apretar el disparador en el momento justo en el que todo pasaba delante de nuestro visor óptico.
Todo cambió con la llegada de las cámaras digitales, donde la mecánica, aun siendo relevante, pasó a un segundo plano. Estamos en un momento en el que los mecanismos de precisión desaparecerán, en el que el obturador terminará siendo totalmente electrónico en todos los modelos y no sentiremos más ese sonido que a muchos nos sigue embrujando. Así que puede que por este motivo muchos fotógrafos quieren volver a los tiempos pasados donde las cámaras tenían una personalidad propia.
También es emocionante la sensación de tener solo 36 fotografías, no saber si has acertado en el momento y estar 100% concentrado para lograr el mejor disparo, algo que se ha perdido en la vorágine digital en la que nos encontramos. Los modelos que voy a proponer tuve la inmensa suerte de utilizarlos en su momento, por lo que conozco muy bien sus virtudes y sus defectos, si los tuvieran.
Y los precios son orientativos. En el mercado de segunda mano al final todo depende de las ganas que tenga de comprar uno y de vender el otro.
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Canon T90 (a partir de 160 €)
Personalmente, creo que es la mejor cámara profesional que existe. Recuerdo cuando me la compré de segunda mano para aprovechar mis objetivos con montura FD de Canon, la montura manual, me enamoré al instante de su cuerpo, su robustez y su calidad. De hecho, el diseño de Colani, con esa empuñadura ergonómica, fue la que marcó el diseño de todas las réflex posteriores.
Tiene todo lo que una cámara puede necesitar, salvo el enfoque automático. Cuando salió la primera EOS 1, fue lo único que tuvieron que añadir. Eso provocó el cambio de montura que tantos enfados provocó en su momento y que ahora hemos asumido sin pestañear con la montura RF o la Z de Nikon.
El sonido de su obturador está considerado como uno de los más rotundos y perfectos que existen. Y he de decir que las pilas (AA) solo las tuve que cambiar dos veces a lo largo de los 5 años que la utilicé. Y no paré de trabajar. Hoy la puedes comprar a partir de 160 €.
Minox GT (a partir de 60€)
Si estás buscando una cámara de carrete pequeña, con una objetivo fijo de 35 mm de calidad superlativa y que sea fácil de manejar, no te puedes olvidar de la Minox GT, un modelo de 1981 que reunía todas las características de esta gama de Minox, especializada en equipos pequeños.
Tenía el título de cámara de 35 mm más pequeña del mundo, gracias a un cuerpo tan grande como el propio carrete y a un objetivo retráctil, un MC Minoxar 2.8-16/35mm, que se desplegaba cuando abrías la tapa. El único problema es que el enfoque es por estimación. Esto quiere decir que es imposible saber con certeza si has enfocado correctamente. Tienes que confiar en la hiperfocal (aquí sí que tenía sentido) y en las propiedades ópticas de un angular.
Es la cámara que más me costó sustituir en el mundo digital, una cámara para llevar siempre encima con la misma calidad que mi equipo principal. De hecho, no hay ninguna digital que pueda igualarse a este concepto. Lo más parecido es una Sony RX-1, pero todos sabemos que no es ni barata ni mucho menos tan pequeña.
Nikon FM2 (a partir de 250 €)
Cuando éramos jóvenes fotógrafos y admirábamos a los sabios del lugar que llevaban equipos totalmente mecánicos, sin pilas, no podíamos más que suspirar por sus cámaras. Lo más parecido y asequible (no eran precisamente baratas) era la Nikon FM2. Una cámara réflex que solo utilizaba pilas para la medición, pero que era perfectamente operativa sin ellas, solo tenías que conocer la regla del f16 para lograr una buena exposición.
Es una cámara espartana, nada parecida a la T90 que he comentado al principio. Pero que funcionaba con una precisión tal, que fue la primera que alcanzó una velocidad de 1/4000, lo cual era estupendo para aprovecharla en otros campos, como la fotografía deportiva o para disparar con diafragmas abiertos para reducir la profundidad de campo.
Los primeros modelos tenían un obturador de titanio, pero dos años después de su presentación (1982) sacaron una variación con el obturador de aluminio, mucho más económico de reparar si se estropeaba. Sí, en los años 80 pensaban en los clientes y en las posibles averías.
Olympus Mju II (a partir de 200 €)
Esta cámara es una de las grandes sorpresas de la nueva época dorada de la fotografía química. Era uno de los modelos más interesantes de Olympus. Compacta, ligera y con un excelente objetivo, de nuevo de 35 mm, un Olympus Lens 35 mm f2,8.
La gran ventaja respecto a la Minox es que sí que tiene autoenfoque. Y un pequeño problema con el flash que salta siempre por defecto. Además, siempre tendía a disparar a f2,8, por lo que si enfocabas al objeto que querías destacar, siempre lograba un aspecto final muy llamativo.
¿El problema? Es una cámara que hace apenas cinco años la podías comprar por 20 €, incluso te la regalaban los que las tenían guardadas en el armario de las cosas inservibles. Ahora no baja de 200 €, y todos la quieren comprar, cueste lo que cueste. Es buena pero no entiendo el precio, de verdad.
Leica M6 (a partir de 3000 €)
Dejo para el final la joya de la corona, la cámara con la que todos volveremos la cabeza cuando te veamos llevarla colgada al hombro. Algunas de las que hemos señalado pueden tener algún que otro problema debido a su construcción, pero la Leica M6 es una cámara hecha para durar. El gran problema es el precio, sobre todo si la compras nueva, pues la han vuelto a presentar.
Es una cámara de telémetro, sólida como una roca, con su característica construcción, que hace que la colocación de la película sea un infierno para los principiantes, pero que permite una estabilidad y planeidad única a la película. Esto, sumado a las ópticas de la marca, hace que sea la mejor opción para los fotógrafos que quieran entrar por la puerta grande en el mundo de las cámaras de carrete.
Eso sí, nunca harás mejores fotografías con ella. Tendrán mejor calidad técnica, pero su uso y enfoque enteramente manuales, la convierten en una cámara para expertos.
Estas son las cámaras de carrete que recomiendo si quieres comprar una para recordar los buenos viejos tiempos. ¿Cuál recomendarías tú? ¿O directamente no volverías jamás al mundo químico?