La importancia de la iluminación de estudio para hacer fotos fuera de él
Es probable que pueda resultar extraño, que os intente convencer del hecho de que estudiar un campo más avanzado, como es la iluminación de estudio, concretamente la de flash, puede ayudarte a entender cómo funciona lo más básico que es la iluminación ambiental. Sería como pretender construir una casa por el tejado. Pero es mejor que sigas leyendo y al final puedas decidir si te convence el argumento o no. Soy Ricardo Espiau y me uno al blog de Carrete Digital para dar unas pequeñas pinceladas en iluminación de apoyo y de flash en estudio que complementen el curso que tenéis disponible también en esta maravillosa plataforma.
¿Cómo va eso de empezar la casa por el tejado?
Quitándonos de complicaciones y siguiendo con la metáfora, es más bien un matiz de todo esto. No pretendo que hagáis el tejado antes que el resto de la casa, simplemente quiero que penséis más allá incluso cuando lo único que tengáis sea un ladrillo. Quiero que sepáis de antemano cómo va a ser el tejado para saber cómo tienes que hacer el resto del edificio para que este aguante. Y dejando similitudes aparte, la idea es saber cómo funcionan todos los aspectos de la luz y conocer todas las posibilidades que tiene, incluso cuando lo que tienes en la mano para iluminar es un mechero.
Como podéis comprobar en el curso que estoy desarrollando aquí en Carrete Digital, me centro mucho en hacer hincapié en el concepto de que todas las fuentes de luz se comportan de la misma manera. Así, ya sea la luz del sol, de una vela o de un flash, en todos los casos el comportamiento físico de la luz con respecto a lentes, superficies, distancias y tamaño ES EL MISMO independientemente de la fuente.
“Y si yo solo trabajo con iluminación ambiental, es decir, con la luz del sol y poco más, ¿Por qué es tan importante saber iluminación de estudio?”
Aquí es donde llega el quid del artículo. Cuando empezamos en fotografía, nos centramos básicamente en la fuente de luz, en lo que origina la luz. Por lo general, suele ser la mayoría de las veces el sol. Pero no nos fijamos en lo demás, en todo eso que modifica de una manera u otra la luz que viene del sol o de nuestra fuente principal. Simplemente nos centramos en usar la luz que hay para sacar nuestra fotografía lo mejor posible.
La diferencia con el estudio es radical. En el estudio, somos nosotros los que manejamos la fuente de luz a nuestro antojo y ponemos modificadores para crear diferentes soluciones de iluminación acordes al contenido de la foto o a nuestras necesidades creativas. Llegamos a límites insospechados de precisión en cuanto a cuanta exposición tiene que tener cada parte de la fotografía y tenemos en cuenta asuntos como reflectores, rebotes, colores, ángulos, distancias… ¿por qué no llevar todo lo que podamos de esto también a “la calle”? Entendiendo por calle, toda aquella situación en la que lo que tenemos en cuenta es la luz ambiental.
Quizás una manera más sencilla de ser consciente de esto sería cambiarle el nombre a la luz ambiental, que de tanto llamarla así nos creemos que es un concepto simple y fácil pero no es así. Llamémoslo a partir de ahora, luz CIRCUNSTANCIAL. Viene a ser lo mismo, una luz que depende de las circunstancias, depende de tu entorno, depende del ambiente. Veamos un ejemplo fácil de entender:
Misma hora, mismo día, pero una foto está tomada en una plaza abierta, en el centro de la plaza, mientras que la otra está tomada en una de las calle estrechas que llegan hasta ella. La pregunta es ¿Hasta qué punto somos conscientes de las capacidades de modificación de las “circunstancias” que rodean a una misma fuente de luz? ¿Os dais cuenta del abanico de posibilidades creativas que se abre con solo pensar un poquito en las propiedades de la luz y en exprimir los conceptos del estudio, pero en “la calle”? Obviamente no podremos regular la potencia de la fuente de luz la mayoría de las veces, ni su posición, pero sí lo demás. Podemos usar fachadas y escaparates para modificar la luz, podemos usar patrones de sombras que proyecten barandillas o árboles, orientarnos y hacer posar a la modelo de diferentes maneras para conseguir diferentes soluciones de iluminación.
Las frases míticas que todos aprendemos cuando empezamos y que nos repiten en muchos portales con la intención de vendernos una didáctica fácil y sencilla, llena de tips matizables, como podrían ser “Al medio día es la peor hora para hacer fotografía” o “cuando está nublado es mejor porque la luz es más uniforme” despachados bajo el titular de un aprendizaje rápido e infalible, como por ejemplo “los 10 mejores momentos para hacer fotografías”, son nada más y nada menos que información a medias hecha para no tener que pensar. Una solución fácil para, reduciendo posibilidades, terminar haciendo siempre las mismas fotos y acabando estancado.
Desmontando mitos, un día nublado no es más que una situación muy regular de iluminación con una atenuación de intensidad que reduce el número de localizaciones a los sitios más abiertos mientras que callejones y zonas algo más oscuras se convierten en localizaciones no aprovechables con resultados planos y sin vida. Por el contrario, la luz de medio día te presenta unas posibilidades creativas geniales. Desde una posición con sol directo que te obliga a aprender cómo se debe posar y orientar a tu modelo para evitar sombras duras, hasta jugar con un sombrero para conseguir zonas de sombras en los ojos con contraste y resaltar por lo tanto unos labios, pasando por los juegos que nos plantean las sombras con sus formas, sus suavizados de luz y la posibilidad de darle volumen a una fotografía.
Ahora la situación cambia, llevando el conocimiento de la luz en el estudio y sus posibilidades a “la calle” vemos que la parte de fotografía más amateur ya no lo es tanto y que lo que habíamos trivializado tiene mucho escondido si le damos una vuelta de tuerca. Empezamos a ser conscientes de que hay muchos esquemas de iluminación dentro de una misma calle. Vemos posibilidades creativas en cada esquina y no solo por el contenido estético que nos brinde la ciudad, sino por la reacción de la luz a sus calles, sus suelos, sus fachadas. ¿Por qué no buscar una fachada roja para buscar un reflejo de este color y hacer un pequeño perfilado rojizo en un pelo moreno? ¿Por qué no buscar una forma geométrica en una sombra que nos sirva para enmarcar a una persona?
Ve un paso más allá, mira a tu alrededor y no busques solo cosas bonitas o gente guapa que fotografiar, estudia las circunstancias y mira donde la luz le da ese punto extra a tu retrato o a tu fotografía urbana. Piensa como si estuvieses en el estudio y úsalo junto con las posibilidades que te da la calle. Suma.
Sal a la calle y mira lo que hay y cómo reacciona la luz con cada cosa que veas. Es impresionante como cambia todo con este simple ejercicio.
Think outside the box.