Artículo de opinión, La cruda realidad
Artículo extraído de la microsección Artículo de opinión de Fran Palmero de la Revista Phot 8
Hoy he escogido esta fotografía repleta de simbolismo, os pongo en situación, me reuní con Samar de FAIV (Federación de Asociaciones de inmigrantes del Vallés) para tratar el tema de nuestra sección solidaria y quedamos en que me mandaría unas fotografías que le habían hecho llegar desde campos de refugiados sirios para ilustrar su sección, el impacto que me generó ver las fotografías que me envió fue enorme, el saber que éstas te llegan de primera mano por gente que lo está viviendo en sus propias carnes te hace reactivar tu mente y hacerla más susceptible de pensar que el dedo que está apretando el botón de la cámara o el del móvil, tanto da, puede ser el padre, la madre o la persona que haya quedado a la custodia de los niños retratados (a veces ,”los fotógrafos”, tan solo son unos crios tambien ), ponerte en la piel de los que están sufriendo es más fácil en ese caso.
Esas fotos están llenas de mensaje, podrías pensar que al estar hechas por gente que no entiende, al no tener una calidad fotográfica suficiente, no lo contienen. Pues nada más lejos de la realidad, el conocimiento de esa realidad y el hecho de estar viviéndola en primera persona hace que inconscientemente esas imágenes tengan intrínsecamente el mensaje y el simbolismo que merecen incrustadas en el dedo que aprieta el botón, quizás el punto de vista, la perspectiva o la composición en general podría ser mucho mejor, eso es cierto, pero el significado de esa toma es tan potente que esa composición fotográfica pasa a un segundo plano directamente y sin pasar por la casilla de salida.
En la foto escogida para ilustrar el artículo lo podemos ver claramente, no está ni retocada, ni reencuadrada, ni editada, la toma llega tal cual de la persona que la realiza. Adivináis el mensaje?, es muy duro, bajo mi punto de vista es una fotografía de primer premio del world press photo simplemente por lo que nos quiere decir.
La primera cuestión a resaltar, es la simplicidad, no hay nada que desvíe la atención de los sujetos protagonistas, eso hace que centremos los ojos en el niño que aparece dormido en el centro de la toma, que además, para potenciar el mensaje y obligar a la vista del espectador a que vaya ahí , tiene una manta que lo tapa con motivos de color rojo por lo que el contraste tonal con el fondo de la propia manta obliga a la vista a que sea lo primero que vea.
Acto seguido los ojos ven dos montículos de piedras, cada uno a un lado del niño que duerme , con forma de tumbas, ésta hace activar al cerebro y la hipotética historia surge como de la nada, el chaval no tiene nada ni a nadie más que los que yacen enterrados a su alrededor y quién sabe si el niño yace en medio de ellos consciente que el futuro le llevará a ocupar ese mismo lugar víctimas de una macabra guerra, que como todas las guerras, actúan en mayor medida contra los que menos culpa tienen, los civiles, las personas, los niños.
Un día después de escribir este artículo me llegó la noticia que esta fotografía era un montaje de un fotógrafo que utilizó a su sobrino para realizarla, después de darle un par de vueltas y estar tentado a borrarlo de arriba a abajo he pensado mantenerlo porque a veces se juega con esta dicotomía y, sea real o no, la impresión que impone la fotografía a primera vista es la que os he descrito y por ello no he visto conveniente modificar el artículo, la intención ética y moral de la fotografía en sí ya sería motivo de otra reflexión.