Oscar Martín Antón, el fotógrafo de la semana
La fotografía cómo terapia. Empecé en el mundo de la fotografía en el año 2009, me entusiasmaba la naturaleza, pero no hacer deporte, y captar lugares singulares fue lo que me obligaba a salir de casa y me ayudaba a desconectar del mundo.
Se convirtió en una terapia física y mental.
Intentaba captar las sensaciones y sentimientos que me transmitían los paisajes, pero con el tiempo evolucioné, necesitaba transmitir la melancolía, lo que la vida me hacía sentir y cambié a una fotografía onírica, que ya no reflejaba un lugar real sino mi subconsciente.
Cada imagen suponía la catarsis de un sentimiento, quedaba atrapado en una imagen y yo podía seguir con mi vida.
Para conseguir imágenes ensoñadoras, suelo aprovechar la niebla, hacer fotografías infrarrojas, intentando ser minimalista. Mis imágenes tienen un simbolismo personal, que no sé sí es comprendido por los demás, por eso para complementar su significado las acompaño de música que seguramente refleja mejor el sentimiento que la fotografía en sí.
Mis influencias más que del mundo fotográfico vienen de la pintura y de la ilustración.
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